El efecto invernadero empieza en casa

La lucha contra el cambio climático se ha colado en la agenda mundial por la puerta grande. En todos los ámbitos se están tomando medidas para garantizar la sostenibilidad del planeta aunque quizá sea en la movilidad urbana en la que más se están notando los cambios de hábitos dirigidos a reducir nuestras emisiones. Por ejemplo, en las grandes capitales ya se han normalizado las restricciones al tráfico, desde las instituciones se lanzan campañas permanentes para potenciar el uso del transporte público y se están reemplazando los combustibles más contaminantes por otras opciones más ecológicas. Sin embargo, estos avances chocan con la poca atención que se presta a uno de los principales focos de contaminación urbana: la nula eficiencia energética de los edificios.

Un alto porcentaje de las viviendas españolas tienen más de cuarenta años y son ineficientes, es decir, que tienen filtraciones de aire incontroladas y carecen de aislamientos térmicos adecuados tanto en fachadas como en suelo, así como de utilización de energía solar fotovoltaica o instalaciones para reutilización de aguas residuales.

Existe una normativa europea que dice que todos los edificios deberán ser de consumo casi nulo a finales de este año. Alcanzar el objetivo en el plazo indicado es imposible, pero es necesario avanzar en las rehabilitaciones integrales en vez de reformas particulares que no atajan el problema y encarecen los costes para los propietarios. Un buen ejemplo es la rehabilitación realizada recientemente con paneles de la empresa Termopiedra en la calle Fueros de la ciudad de Vitoria, que podemos ver en las fotos que acompañan la noticia.

Para ello, es necesaria la implicación de la administración, ofreciendo bonificaciones a las comunidades de vecinos que quieran embarcarse en proyectos de este tipo, pero mientras la mayor parte de municipios se toman en serio la lucha contra la contaminación de los vehículos, la reforma de edificios sigue siendo un tema secundario.

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