A la hora de comprar una vivienda se valora la ubicación, el tamaño, la distribución interior, el precio…

Pocos son los que prestan atención al aislamiento, cuando es un factor que será decisivo en la calidad de vida del nuevo inquilino. Una casa bien aislada no solo es más confortable sino también más económica porque la eficiencia energética que se logra representa una reducción drástica en las facturas de luz y gas, además de evitar una variación contante de las temperaturas en el interior. Es el aislamiento lo que va a permitir que el calor que produce la calefacción no se escape al exterior lo que mantiene la vivienda en una temperatura adecuada sin necesidad de un consumo excesivo de combustible, lo que tiene un efecto directo en la reducción de la contaminación.

Otro de los problemas que mencionan siempre los residentes en zonas céntricas de las ciudades es el ruido. Conciliar el sueño es una misión imposible para muchas personas ya que la Organización Mundial de la Salud considera que los niveles aceptables de ruido ambiental para las personas es de 55 decibelios durante el día y 45 durante la noche. Sin embargo, España es el segundo país del mundo con mayor contaminación acústica por detrás de Japón y cerca de la mitad de españoles está expuesto a niveles de ruido superiores a esas cifras, lo que además de problemas para dormir, genera ansiedad o dificultades de concentración. El aislamiento no reduce por completo el problema, pero que las casas que en su construcción o rehabilitación optan por estos materiales, lo reducen notablemente.

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